Velo de vulnerabilidad
En esta colección, la artista crea retratos de una intimidad cautivadora que se adentran en los reinos del dolor, la belleza y la autorrevelación. La inclinación de la cabeza de la mujer y sus ojos cerrados sugieren un momento de entrega, como si se encontrara entre la agonía y el éxtasis. Su rostro está delicadamente adornado con texturas desgastadas, similares al papel, que simbolizan cómo se desprenden capas para revelar un núcleo emocional crudo. Una tenue línea roja que recorre su rostro evoca tanto una lágrima como una cicatriz, intensificando la sensación visceral de la obra. Esta imagen sirve como una meditación sobre la dualidad de fuerza y fragilidad dentro del espíritu humano.
Estas piezas invitan al espectador a reflexionar sobre la vulnerabilidad como una experiencia dolorosa y catártica. Las texturas desgarradas y las sutiles líneas que recorren cada rostro sirven como metáforas de las cicatrices emocionales y físicas que marcan nuestras trayectorias. A través de estas representaciones, la obra celebra la silenciosa resiliencia que se encuentra en cada imperfección, capturando momentos universales y profundamente humanos de introspección y liberación.